Cuando queremos transformar nuestras vidas, casi siempre cometemos un error importante que pone en gran riesgo la transformación que buscamos. Déjame ahondar un poco en este tema para que entendamos la lógica en el análisis que hacemos cuando buscamos generar un cambio importante en nuestras vidas. La mayoría de las veces, buscamos resultados diferentes a los que hemos conseguido ya que no nos sentimos del todo satisfechos con lo logrado; queremos algo diferente y sabemos que para conseguirlo hay que hacer cosas que jamás hemos intentado. Por lo tanto, empezamos a generar una crítica constructiva de nuestras acciones y a veces de nuestros pensamientos. Reflexionamos sobre nuestras fortalezas, debilidades, áreas de oportunidad, aciertos, errores, valores, principios y propósitos para entender en que hemos fallado o que ha faltado de nuestra parte para lograr esos cambios que buscamos. Y no quiero descartar este proceso, es definitivamente necesario, sin embargo, descuidamos un aspecto fundamental para que este cambio tenga mayor probabilidad llevarse a cabo de forma exitosa: nuestro entorno.
Esta comprobado que el entorno afecta en gran medida nuestro desempeño. Y con decir el entorno, me refiero a todo lo que nos rodea: personas, situaciones, contexto, creencias, estereotipos, reglas sociales, cultura, espacio físico, ambientación, localización, estilo de vida, entre muchas otras más. El entorno te afecta mucho más, para bien o para mal, de lo que tú crees. Es casi imposible realizar un cambio significativo y duradero sin alterar algunos elementos de tu entorno. Por esta razón, el primer paso desde mi punto de vista es comenzar a cambiar las variables en tu entorno de tal forma que te impulsen a lograr dichas transformaciones y no que te detengan a hacerlas. Para ello hay que empezar evaluando si tu entorno te ayuda a seguir creciendo o te está frenando. Hay miles de formas para hacerlo, compartiré algunos de los cuestionamientos y análisis que suelo hacer en mi vida que mantienen mi dirección siempre hacia un nuevo nivel.
“Somos el promedio de las cinco personas con las que pasamos más tiempo”
La afirmación de Jim Rohn, uno de los primeros mentores de Tony Robbins, está fundada en la ley de promedios (que es la teoría de que el resultado de cualquier situación dada, será el promedio de todos los resultados) y sugiere que las cinco personas más allegadas a nosotros serán a las que más nos pareceremos.
Dicho de otra manera, cuando buscamos convertirnos en la persona que buscamos ser, es útil rodearnos de personas que demuestren esas cualidades que aspiramos alcanzar. Estas personas pueden incluir mentores de quienes podamos aprender nuevas habilidades, colegas que nos animen cuando estemos desanimado, o amigos que nos responsabilicen de nuestros objetivos. Tener en nuestro círculo de personas más allegadas a gente que aporte, que sea positiva, que nos aliente, que nos eleven, que nos reten, que nos apoyen, que nos aconsejen y que nos motiven; permitirá mejorar dramáticamente nuestras posibilidades de éxito con todo aquello que soñamos. Por el contrario, si nuestro entorno contiene personas negativas, que se sientan amenazadas por nuestro crecimiento, que critiquen, que sean envidiosas y que nos desaliente, tendremos más dificultades para tratar de hacer y de lograr aquellos cambios que tanto anhelamos.
De ahora en adelante te recomiendo a poner en tela de juicio aquellos que consideras cercanos y que comiences a rodearte de los que necesitas para generar el cambio que quieres. A veces, esto involucra cortarle un poco de tiempo incluso a algunos de nuestros mejores amigos o de nuestra familia. Pero sino tenemos la capacidad de enrolarnos hacia nuestro éxito, ellos terminarán enrolándonos hacia el fracaso.
Al igual con entender con quien pasas más tiempo, es importante identificar aquellos lugares en donde pasamos la mayoría de nuestro tiempo. Aquí tendremos que incluir evidentemente la casa y la oficina (aunque sea un espacio de coworking u oficina virtual), pero no dejemos de considerar espacios como el auto, el gimnasio, el parque que visitemos todos los días, el transporte público, un restaurante o cafetería que frecuentemos mucho, algún club o agrupación al que pertenezcamos. Es importante tener esto presente porque el ambiente al que nos exponemos a menudo definirá en gran sentido nuestro estado de ánimo. No existe lugar que sea bueno o malo en realidad, pero debemos prestar atención a cómo nos sentimos mientras estamos dentro de esos lugares y tener en cuenta si ese sentimiento cambia cuando los dejamos.
Pregúntate a ti mismo ¿estos lugares me motivan o me drenan? Si los lugares que frecuentamos nos drenan es imperativo de hacer un cambio al respecto. Nuestra percepción sobre los lugares en los que más estamos, no solo nos afectan o benefician a nosotros mismos, sino que lo hacen con todas las personas que también pasan tiempo ahí. Aunque el espacio físico no sea del todo tuyo, puedes comenzar a generar algunos cambios que detonen el efecto dominó. Por ejemplo, a menudo yo suelo caminar por la calle y procuro levantar toda la basura que voy encontrando en mi camino. Si bien yo solo no podría tener mi colonia impecable, estoy sumando y contribuyendo a dicha causa. Esta acción, además de mantener un poco mejor mi entorno, genera una reacción en cadena de la gente que me observa, tarde o temprano ellos harán una instrospección al respecto y comenzarán a sumarse a causas positivas que nos beneficien a todos.
Consideremos, también, nuestros hábitos y estilo de vida. Cosas tan sencillas como hacernos conscientes de la ropa que vestimos, de las cosas que presumimos, de la comida que ingerimos, de la información que digerimos, del tiempo que le dedicamos a nuestros dispositivos, del nivel de comunicación que entablamos con la gente que nos rodea y de la manera en la tratamos a quienes nos atienden día tras día hablan mucho de como hemos construido nuestro entorno. Nuestras acciones diarias determinan nuestros resultados, por ello es muy importante hacernos constantemente esta pregunta: ¿Me estoy ubicando intencionalmente en situaciones que provocan mi crecimiento o he caído (quizás inconscientemente, por miedo) en una zona de confort que me mantiene estancado?
Recordemos que los verdaderos cambios requieren que nos estiremos, que demos siempre una nueva versión de nosotros mismos. Si nosotros mismos no generamos el entornos propicio para el cambio y el crecimiento, estaremos sentenciados a estancarnos en el mismo lugar y en ocasiones a contraernos. Nosotros tenemos la capacidad de decidir que hacer con nuestro tiempo, como nutrimos nuestra mente y nuestros sentimientos, de que manera proyectamos nuestros valores hacia el entorno, donde y a que le dedicamos energía y pasión.
El impacto del ambiente en nuestro comportamiento es tan poderoso que si diseñamos de forma deliberada el entorno en el que nos desenvolvemos, podemos aumentar nuestra productividad y cambiar los hábitos que tenemos para mejorar y acrecentar drásticamente nuestra calidad de vida.
Nuestro comportamiento, nuestros hábitos e incluso nuestras circunstancias son, en gran medida, el resultado de nuestros entornos. Los espacios en los que vivimos y trabajamos, la ropa que vestimos, la información que consumimos y las personas con las que nos relacionamos forman parte de los nueve entornos que conforman nuestra vida.
Diseñar de forma deliberada el entorno donde nos desenvolmemos, puede aumentar nuestra productividad, cambiar los hábitos que tenemos y mejorar drásticamente nuestra la calidad de vida.
Quiero compartir contigo algunas ideas de como mantener cada uno de estos nueve entornos de forma ideal para que nos energicen y nos motiven a seguir desarrollando nuestro mayor potencial:
Las grandes transformaciones comienzan con pequeños cambios en nuestros nueve entornos, una vez que se mueve la primer ficha, el efecto toma inercia por si solo.
Todos los entornos están interrelacionados, por lo que si pretendemos mejorar alguno, afectaremos de forma positiva otros entornos, generando así un efecto dominó. Los pequeños cambios son los que detonan las grandes transformaciones. Empieza cambiando las cosas a las que te expones en tus diferentes nueve entornos y descubrirás niveles que jamás habías experimentado.
“Si te vuelves fanático del diseño de entornos, éstos harán el trabajo por ti. Ya no tendrás que depender de la voluntad.”